
La acción en el punto de venta como «boost»
Estamos tan preocupados por el día a día que no establecemos un punto de partida desde el km 0 para llegar a nuestra meta final: maximizar el ROI a través de ventas eficientes.
Precio, producto, plaza y promoción. Así de básico, pero, normalmente nos centramos tanto en querer vender a los precios más bajos del mercado y en minimizar los costes del core product que llegamos a dejar de lado aspectos tan importantes como la plaza y la promoción, que son igual de esenciales a la hora de ofrecer a nuestros clientes una experiencia integral.
En cuanto a la plaza, existe una gran euforia alrededor del concepto omnicanal, pero se nos olvida que la verdadera batalla sigue peleándose en el retail. Queremos abarcarlo todo, claro, es lo ideal: tener activos todos los streams of income posibles. Sin embargo, siempre debemos tener presente que, por el momento, el retail sigue siendo el rey, y como tal, puede llegar a ser tan déspota o tan benévolo según lo sepamos tratar.
Es en este punto donde enlazar la plaza (desde un enfoque de retail), con la promoción se vuelve clave. Utilizar estrategias drive to store efectivas suele ser una práctica común para no confiarnos del tráfico orgánico del PDV.
Vale, ahora ya tengo a mi cliente en la plaza, en mi cancha, en mi territorio. ¿Ahora qué? Se va a encontrar con muchas opciones de mi producto, cada una con sus características y su valor añadido. Pero, ¿cómo llamo su atención? ¿Cómo logro que mi producto sobresalga? Existen varias opciones, entre las cuales destaca un uso adecuado de PLV, en el que incluso, es posible aprovechar la estrategia de drive to store de la competencia para ganar mercado, pero ese es tema de conversación para otra ocasión. Es vital convencer al cliente en el momento de la verdad, lograr que tome el producto, lo ponga en su carrito y lo lleve a la caja registradora.
Todo esto conlleva una serie de métricas que son vitales. Muchas son subjetivas, otras cuantitativas, pero lo que debe prevalecer es conocer el punto de venta, lo que nos lleva a varias preguntas clave: ¿Qué está pasando en las trincheras? ¿Cómo me aseguro de que mis estrategias de promoción cumplen los objetivos? ¿Cómo asegurarme de que la inversión en promoción sea efectiva?
Para ello, recomendamos mantener una constante evaluación y auditoría de cada uno de los PDV, siendo constantes y alineándonos con el objetivo primordial de cualquier empresa: maximizar los rendimientos.
Precio, producto, plaza y promoción. Así de básico, pero, normalmente nos centramos tanto en querer vender a los precios más bajos del mercado y en minimizar los costes del core product que llegamos a dejar de lado aspectos tan importantes como la plaza y la promoción, que son igual de esenciales a la hora de ofrecer a nuestros clientes una experiencia integral.
En cuanto a la plaza, existe una gran euforia alrededor del concepto omnicanal, pero se nos olvida que la verdadera batalla sigue peleándose en el retail. Queremos abarcarlo todo, claro, es lo ideal: tener activos todos los streams of income posibles. Sin embargo, siempre debemos tener presente que, por el momento, el retail sigue siendo el rey, y como tal, puede llegar a ser tan déspota o tan benévolo según lo sepamos tratar.
Es en este punto donde enlazar la plaza (desde un enfoque de retail), con la promoción se vuelve clave. Utilizar estrategias drive to store efectivas suele ser una práctica común para no confiarnos del tráfico orgánico del PDV.
Vale, ahora ya tengo a mi cliente en la plaza, en mi cancha, en mi territorio. ¿Ahora qué? Se va a encontrar con muchas opciones de mi producto, cada una con sus características y su valor añadido. Pero, ¿cómo llamo su atención? ¿Cómo logro que mi producto sobresalga? Existen varias opciones, entre las cuales destaca un uso adecuado de PLV, en el que incluso, es posible aprovechar la estrategia de drive to store de la competencia para ganar mercado, pero ese es tema de conversación para otra ocasión. Es vital convencer al cliente en el momento de la verdad, lograr que tome el producto, lo ponga en su carrito y lo lleve a la caja registradora.
Todo esto conlleva una serie de métricas que son vitales. Muchas son subjetivas, otras cuantitativas, pero lo que debe prevalecer es conocer el punto de venta, lo que nos lleva a varias preguntas clave: ¿Qué está pasando en las trincheras? ¿Cómo me aseguro de que mis estrategias de promoción cumplen los objetivos? ¿Cómo asegurarme de que la inversión en promoción sea efectiva?
Para ello, recomendamos mantener una constante evaluación y auditoría de cada uno de los PDV, siendo constantes y alineándonos con el objetivo primordial de cualquier empresa: maximizar los rendimientos.